martes, 11 de julio de 2017

La supervivencia del Franquismo tras el fin de la II Guerra Mundial

La definitiva derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial supuso la emergencia de la derecha democrática en Europa y fue un momento en el que se percibió que esa victoria haría caer al régimen franquista que tuvo que evolucionar y desentenderse de todas las características que le unían al fascismo. De esa forma, tras la derrota del Eje, Franco debió intentar acercarse a las democracias occidentales a través de la Iglesia Católica y de su anticomunismo. De todas formas, el aislamiento internacional a que se vio forzado el régimen no se hizo esperar, impidiendo su acceso a la ONU, con la frontera de Francia cerrada y con numerosos diplomáticos que abandonan sus embajadas. No sería hasta 1952, cuando la nueva situación de Guerra Fría y el conocido anticomunismo del régimen lo que le haría ir recuperando una apertura y aceptación internacional, especialmente por parte de Gran Bretaña y EEUU y sobre todo a partir del Concordato de 1953.Según la Asamblea General de la ONU, el Consejo de Europa y el Parlamento europeo, el régimen de Franco, sería un sistema fascista, organizado e implantado en gran medida por la ayuda de la Alemania nazi y de la Italia fascista.

La naturaleza del franquismo va a venir marcada desde su origen por las distintas familias que apoyaron el levantamiento militar aunque conservando, eso sí, el carácter militar de quienes le llevaron a cabo. 
Sería el General Francisco Franco, el que se encargaría de arbitrar entre las distintas derechas que aglutinaba la dictadura, siempre con los militares en situación privilegiada. En un primer momento, va a ser el falangismo el que va a influir de forma importante en el régimen gracias al predominio del nazismo y el fascismo en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial y a la decisiva ayuda recibida por ellos durante la Guerra Civil. El régimen cambiaría su imagen externa, escondiendo la parte más dura del falangismo cuando termine la guerra y la victoria sea para los aliados y las democracias occidentales contra el fascismo. Ahora se intentaría dar una imagen católica del régimen y mostrar sus aspectos anticomunistas ya que rápidamente se impondrá la Guerra Fría contra el antiguo aliado Stalin y la URSS.

El máximo representante del intento de fascistización del régimen fue Serrano Súñer, dirigente del partido y Ministro de Gobernación y de Exteriores, especialmente en 1940 y hasta 1942 en el que comienza el viraje del régimen con la destitución de Serrano Súñer y el enmascaramiento de la ideología fascista debido a los progresos de los aliados en la II Guerra Mundial. En Francia, en el verano de 1942 se constituyó Unión Nacional Española (UNE) dirigida y formada por comunistas que actuaría en el sur de Francia, enviaría cuadros de mando clandestinos a España para organizar una insurrección nacional y formaron guerrillas, llegando a invadir con tres mil guerrilleros el Valle de Arán en 1944.

De todos modos, los éxitos hay que tomarlos con moderación, tanto EEUU como Reino Unido se desentendieron  de la causa republicana española y Churchill fue más allá sintiéndose comprensivo con la dictadura franquista, aunque el jarro de agua fría para quienes aspiraban a la destrucción de la dictadura, llegaría en 1950 con la retirada de la resolución condenatoria a la España de Franco por parte de la ONU y la vuelta de los embajadores y restablecimiento de las relaciones internacionales debido, principalmente al cambio político internacional y la aparición de dos bloques militares y de la guerra fría en la que Franco podía ser un aliado provechoso debido a su marcado anticomunismo pero sobre todo, por la situación geoestratégica de nuestro país. Evidentemente, si hacemos un recorrido a lo largo de la dictadura, la política interior, vendría marcada en una alto grado por la política internacional y eso mismo es lo que irá marcando los cambios en la evolución del régimen franquista. Me parece, muy importante y en un momento crítico, la propuesta antisoviética que hizo Franco a Churchill en 1944 cuando el fin de la guerra estaba cerca y un nuevo orden internacional se estaba constituyendo. Sería un largo trabajo diplomático que culminaría a inicios de los años 50 cuando se levantó la condena internacional al franquismo y volvieron a establecerse relaciones diplomáticas, se concretaría en el primer tratado internacional, el Concordato con la Santa Sede en 1953 y los primeros acuerdos con EEUU y culminando con su aceptación en la ONU en 1955.

Hasta el fin del ostracismo que se impondrá en la década de los cincuenta las relaciones con los diversos países europeos serán muy frías y distantes, excepto con la dictadura salazarista de Portugal. Francia había cerrado la frontera y apoyaba decididamente a las instituciones republicanas en el exilio, con Gran Bretaña existían tensiones con respecto a Gibraltar y con Alemania continuaba el bloqueo de bienes decretado por los aliados en 1945. Además, Salazar, aún teniendo cordiales relaciones con la dictadura franquista y compartir con esta la forma de gobierno mientras en el resto de Europa era el “amanecer” democrático, sus políticas eran bien distintas. Portugal iba a mantener sus buenas relaciones con Gran Bretaña.

Con respecto a las relaciones con los países árabes fueron bastante fructíferas. Sería Martín Artajo, ministro de exteriores, el encargado de llevar a cabo esta política de acercamiento al mundo árabe que tendría una buena aceptación por parte de estos en general, aunque la independencia de Marruecos en 1956 y las disputas con Francia llevarían a una relación tensa con Muhammad V por cuestiones territoriales. En base a este último aspecto, hay que tener en cuenta que Franco era un militar africanista. Estas buenas relaciones hay que tomarlas con precaución. Es cierto que en un primer momento, fueron esos países árabes los que primero aceptaron la España de Franco, su retórica antiliberal y anticomunista, y fueron ellos los que primero rompieron la imposición de la ONU de no enviar diplomáticos a España, habiendo votado también en contra de la condena de la ONU al régimen franquista.

De todos modos, la utilidad de las relaciones con los países árabes fue momentánea, durante los momentos más duros del ostracismo español ya que España, rápidamente buscó y encontró con el primer conflicto grave de la Guerra Fría, la guerra de Corea, un aliado más poderoso, EEUU, lo que dificultaría y enrarecería las relaciones con los países árabes. Es cierto que en la Guerra de los Seis Días, España apoyó a la Liga Árabe contra Israel a la vez que la cuestión de Marruecos era apoyada por EEUU en contra de los intereses españoles.





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