ÍNDICE:
I.0 - Introducción.
I.I - La CEE desde su
origen hasta el ingreso de España en 1986.
I.II - Política
internacional durante el franquismo.
I.III - El periodo de
la Transición.
I.IV - El camino
definitivo hacia la adhesión.
I.V- Factores y consecuencias de la
integración de España en Europa.
BIBLIOGRAFÍA.
I.0 - Introducción.
En el origen de
la Comunidad Económica Europea la situación de España era la de un país
completamente destruido por la Guerra Civil, expulsado de todas las
instituciones internacionales por su conexión con los fascismos y en el que una
dictadura de corte fascista mantiene una política autárquica. En 1950, el
Ministro de Asuntos Exteriores francés Robert Schuman propone la integración de
los países europeos en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. La idea de
una Europa unida no era nueva, aunque el impulso que tomará después de la
destrucción durante la II Guerra Mundial ganará muchos adeptos. Desde los EEUU
también veían con buenos ojos esta oportunidad que disminuiría la posibilidad
de nuevas guerras. A la altura de 1946, Winston Churchill pronuncia un discurso
en la Universidad de Zurich a favor de la creación de “unos estados unidos de
Europa”, aunque finalmente, Gran Bretaña no formará parte de los países
fundadores. En este contexto, la España franquista no encajaba, la continuidad
del fascismo en nuestro país debido a la neutralidad relativa de Franco durante
la II Guerra Civil impedía mantener unas relaciones internacionales normales
con las democracias occidentales. En 1950 llegó la retirada de la resolución
condenatoria a la España de Franco por parte de la ONU, la vuelta de los
embajadores extranjeros y el restablecimiento de las relaciones
internacionales, pero se trataba de convertir a España en un país aliado contra
el comunismo en un contexto internacional de guerra fría contra el comunismo,
lo que estaba muy lejos de integrar a nuestro país en instituciones
internacionales como la CEE. Será en 1951 cuando los seis países fundadores,
(Francia, Países Bajos, Luxemburgo, Bélgica, Alemania e Italia) firmaran el
Tratado de París por el que se crea la Comunidad Europea del Carbón y el Acero
(CECA).
El viaje hasta
la aceptación de España como miembro de la Comunidad Económica Europea fue
largo y tortuoso. No podemos olvidar las relaciones internacionales de nuestro
país durante el franquismo y la marginación a la que estaba sometido el
régimen, precisamente por su ausencia de democracia. Antes incluso del cambio de
política que supuso el Plan de Estabilización, a la altura de 1957 Castiella
había comenzado las negociaciones para el ingreso de España en la OTAN cosa que
resultaba bastante improbable debido a la naturaleza del régimen franquista.
Cinco años después, en febrero de 1962, el mismo Castiella va a solicitar por
primera vez a la Comunidad Económica Europea el ingreso de España como miembro
de esa comunidad. La respuesta sería rápida, la CEE no podía admitir entre sus
socios a un país antidemocrático, y en el mes de marzo recibía la negativa a la
adhesión comunitaria.
En cualquier
caso, el camino había comenzado a andarse y mostraba claramente la orientación
en política exterior en la que había que incidir, aunque también quedó
demostrada la terquedad de la dictadura en no llevar a cabo cambios
significativos hacia la apertura democrática, así como la imposibilidad del
nacionalismo español de asumir cualquier intercesión de los países vecinos. Aún
así, EEUU también recomendaba a la CEE que aproximara posiciones con la
dictadura franquista.
Finalmente, tras
años de diplomacia dedicada al acercamiento, con origen en el Plan de
Estabilización en 1959, con el nuevo ministro de Exteriores, López Bravo, se
llegó a firmar un tratado preferencial con la CEE en 1970 que era el máximo al
que estaban dispuestos a ofrecer los miembros de la comunidad a un país
antidemocrático y también por parte de las autoridades franquistas, celosas de
su integridad nacional y de su forma de gobierno.
Hubo de esperar
España a tener una joven democracia, atacada todavía por algunos sectores
franquistas para que algunos países de la CEE vieran urgente la aceptación de
nuestro país en el club europeo. Durante el periodo de la transición, aunque
los gobiernos de UCD eran favorables y pidieron la integración de España, los
esfuerzos estaban centrados en la política interior que era observada con
atención por los países miembros. Tras el golpe de estado de febrero de 1981, y
especialmente, desde el triunfo del PSOE en 1982, no sería el momento en que
algunos de esos países más influyentes se plantearan de forma urgente la
integración de España en la CEE. Sería Alemania la que mostrara más interés y
Francia la que tuviera más reticencias a esa integración. La política exterior
en estos años se vería reforzada hasta la consecución de la firma del Acta de
Adhesión y la definitiva entrada de España en la CEE el 1 de enero de 1986.
I.I - La CEE desde su
origen hasta el ingreso de España en 1986.
El origen de la actual
Unión Europea a nivel intelectual se remonta a periodos anteriores al
nacimiento moderno de la CEE. La idea de una unidad europea ha ido asentándose
muy lentamente a lo largo del tiempo. Desde la caída del Imperio Romano, la
difusión de numerosos nacionalismos medievales que iba en dirección contraria a
esa unidad hasta las dos guerras mundiales, que irónicamente, después de ese
gran enfrentamiento nacionalista, despertaría y daría el empuje definitivo a la
idea de esa formación de la Unión Europea. Uno de los primeros ideólogos de la
unidad europea en el siglo XX fue Kalergi y su pensamiento de una “Paneuropa” o
unión de todos los pueblos europeos. El principal problema, además de los
nacionalismos exacerbados, era la rivalidad franco-alemana tradicional y en
especial sobre las regiones de Alsacia y Lorena. Después de la I Guerra
Mundial, durante el periodo de entreguerras, en 1929, el ministro francés de
Asuntos Exteriores, Arístides Briand, presenta en la desaparecida Sociedad de
Naciones el proyecto de la “Unión Federal Paneuropea” acogida favorablemente
por 27 estados europeos. La crisis de los años treinta y el ascenso de los
fascismos y nacionalismos exacerbados, hicieron fracasar ese proyecto.
Sería después de
la Segunda Guerra Mundial cuando reaparezca con fuerza la idea de unidad
europea. En la Conferencia de Yalta se establecía la influencia soviética sobre
los países del este, mientras que una Europa en ruinas sentía la necesidad de
unión bajo la supervisión de EEUU que se encargaría de la ayuda y
reconstrucción de Europa Occidental. Winstons Churchill en 1946 en Zurich apela
a la creación de “los Estados Unidos de Europa” (hay que tener en cuenta que
los británicos no son precisamente los mayores defensores de esa unión).
Un hito importante
en el acercamiento sería la firma del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) el 4
de abril de 1949 y que implica a EEUU en la defensa de Europa.
Sin embargo, el
punto de partida de la moderna CEE está en la puesta en marcha del Tratado de
París en 1952 (CECA) a instancias de Schuman, el ministro francés de Asuntos
Exteriores y que firmarían Francia, Alemania Federal, e Italia, más los tres
países del Benelux (Luxemburgo, Países Bajos y Bélgica). En este momento, Gran
Bretaña rechazó el proyecto europeo. Tras un periodo de intensas relaciones
entre los seis países miembros se firmaría el Tratado de Roma el 25 de mayo de
1957. Durante los años sesenta se iría afianzando este espacio comunitario en
un momento de elevado crecimiento económico y prosperidad europea, lo que era
visto con admiración por parte de los responsables políticos españoles y de ahí
el interés en la integración en la CEE, además de un cambio desde la autarquía
inicial del franquismo propiciada por falange hasta posiciones más puramente
técnicas que propiciaba otra familia integrante del franquismo, el Opus Dei, y
la nueva política puesta en marcha a partir del Plan de Estabilización de 1959.
Muy importante va a ser la aparición de la PAC en 1962 y en 1968 se eliminaran
las fronteras por completo a la vez que crecía el comercio con otras regiones
del mundo.
Durante los años
setenta, en 1973 tendrá lugar la primera ampliación de la CEE, con la
incorporación de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca, ampliando así el espacio
económico y la fuerza de trabajo y mercado. Precisamente, en 1973 se iniciaría
la crisis del petróleo y vendrán los ajustes económicos, mientras que España
duplica las acciones de acercamiento a la CEE tras la muerte del dictador
Franco en noviembre de 1975.
En 1981 tendría
lugar una nueva ampliación de la CEE, en este caso hacia el Mediterráneo, con
la incorporación de Grecia y que sería seguida por otra ampliación en 1986 en
la que ingresarían España y Portugal. Este sería el momento en que nuestro país
se esforzara definitivamente y a la vez sus peticiones serían atendidas en esa
expansión hacia el Mediterráneo poniendo fin a las fronteras del continente en
esta región.
I.II - Política
internacional durante el franquismo.
La definitiva derrota del fascismo en la Segunda Guerra
Mundial supuso la emergencia de la derecha democrática en Europa y fue un
momento en el que se percibió que esa victoria haría caer al régimen franquista
que tuvo que evolucionar y desentenderse de todas las características que le
unían al fascismo. De esa forma, tras la derrota del Eje, Franco debió intentar
acercarse a las democracias occidentales a través de la Iglesia Católica y de
su anticomunismo. De todas formas, el aislamiento internacional a que se vio
forzado el régimen no se hizo esperar, impidiendo su acceso a la ONU, con la
frontera de Francia cerrada y con numerosos diplomáticos que abandonan sus
embajadas.
Hasta el fin del ostracismo que se
impondrá en la década de los cincuenta las relaciones con los diversos países
europeos serán muy frías y distantes, excepto con la dictadura salazarista de
Portugal. Francia había cerrado la frontera y apoyaba decididamente a las
instituciones republicanas en el exilio, con Gran Bretaña existían tensiones
con respecto a Gibraltar y con Alemania continuaba el bloqueo de bienes
decretado por los aliados en 1945. Además, Salazar, aún teniendo cordiales
relaciones con la dictadura franquista y compartir con esta la forma de
gobierno mientras en el resto de Europa era el “amanecer” democrático, sus
políticas eran bien distintas. Portugal iba a mantener sus buenas relaciones
con Gran Bretaña.
No sería hasta 1952, cuando la nueva situación de Guerra
Fría y el conocido anticomunismo del régimen lo que le haría ir recuperando una
apertura y aceptación internacional, especialmente por parte de Gran Bretaña y
EEUU y sobre todo a partir del Concordato de 1953.Según la Asamblea General de
la ONU, el Consejo de Europa y el Parlamento europeo, el régimen de Franco,
sería un sistema fascista, organizado e implantado en gran medida por la ayuda
de la Alemania nazi y de la Italia fascista.
Será en los años 50 cuando se levante la
condena internacional al franquismo y volverán a establecerse relaciones
diplomáticas. Esta nueva situación se concretaría en el primer tratado
internacional, el Concordato con la Santa Sede en 1953 y los primeros acuerdos
con EEUU y culminando con su aceptación en la ONU en 1955.
La suscripción
de los Tratados de Roma en 1957 hizo que España se replanteara su pertenencia a
Europa, aún con sus características propias, marcadas por el pensamiento de
buena parte de nuestros dirigentes, del carácter especial y diferenciador de
los españoles con respecto al resto de europeos.
En este entorno
internacional se va a empezar a construir la CEE y definitivamente, España
sería alejada de ella en todos los aspectos, desde los ideológicos, hasta los
culturales y económicos. Aún con esa barrera infranqueable mientras durase la
dictadura de Franco, desde los años cincuenta, el intercambio cultural con
Europa volvió a ser muy importante. Por una parte, el desarrollo y evolución
del turismo, harán que nuestro país se convierta en lugar de vacaciones de
numerosos europeos, y por otro, una inmensa corriente migratoria correrá
España, llevando a más de dos millones de españoles a buscar trabajo en los
países más desarrollados de Europa. De igual forma, las inversiones extranjeras
en nuestro país, especialmente, a partir del Plan de Estabilización de 1959,
junto con una creciente actividad comercial y la industrialización de España,
aconsejaban la integración dentro de la CEE.
En cualquier
caso, ese intercambio cultural y económico, no sería suficiente para que España
fuera aceptada sin más, dentro de la CEE. El motivo principal, sería la
dictadura. La Europa de posguerra no está dispuesta a aceptar entre sus
miembros a un país que recuerda lo peor de la II Guerra Mundial y su implicación
con los fascismos. De hecho, mientras que duró la dictadura, España no tuvo
ninguna oportunidad. Desde el punto de vista del puritanismo del régimen nacido
el 18 de julio de 1936, España tampoco estaba dispuesta a ceder ninguna porción
de su soberanía a la CEE.
De este modo, como
ya se ha dicho, sería Castiella, a la altura del 9 de febrero de 1962, el
primero en llamar a la puerta de Europa, solicitando el ingreso de España en la
Comunidad Económica Europea en una carta dirigida al político francés, Maurice
Couve de Murville, presidente de la Comisión.
El acuerdo
preferencial firmado con la CEE en 1970, gracias al ministro López Bravo, hizo
que se intensificara el comercio con los países miembros y resultó altamente
beneficioso para España, mientras que un importante precedente, como fuera la
primera ampliación de la Europa comunitaria en 1973 en la que pasarán a ser nuevos
miembros Inglaterra, Irlanda y Dinamarca y con ella, la esperanza de España
para su futura integración.
I.III - El periodo de
la Transición.
El 22 de noviembre era proclamado rey Juan Carlos I,
tras la muerte del dictador se iniciará un periodo de transición hacia la
democracia, y con él, un verdadero apoyo al proceso democratizador español por
parte de los países democráticos europeos. La evolución política de estos años
hacia la democratización de España va a empañar cualquier otra acción política,
económica, social o cultural.
Con muchas
dificultades y desde mediados de los sesenta el proyecto europeo y una nueva
diplomacia internacional, tanto en sentido de defensa en el ámbito occidental,
estrechar lazos con los países latino americanos y renovar la amistad con los
países árabes para reforzar la seguridad en la frontera sur, era objetivo ya de
algunos políticos de la dictadura, sin embargo, va a ser con la muerte del
dictador cuando el impulso europeísta se verá reforzado. Sin embargo, la
debilidad económica española, la crisis económica mundial y la debilidad
diplomática de España, unidas al proceso de cambio político observado con
detenimiento por nuestros vecinos y las suspicacias que levantaba la posible
competencia de productos agrícolas y ganaderos iban a dificultar aún más estas
energías renovadas de integrarse en la CEE.
Además, aunque
esta diplomacia de acercamiento a Europa por parte de parte de políticos
franquistas iniciada por Castiella y los llamados “tecnicistas” en 1962,
sufriría un parón importante con la radicalización de la dictadura en el
“tardofranquismo” y su última actuación con la ejecución de etarras condenados
a pena de muerte en otoño de 1975 poco antes de la muerte del dictador y la
trascendencia internacional que ese acto había tenido, incluidas las peticiones
a Franco desde el exterior para que no ejecutara a los terroristas.
Durante este
periodo será cuando la petición española sería recibida de una forma seria y
definitiva por la Comunidad Económica Europea. El rey Juan Carlos I tiene en
vista este objetivo a la misma vez que la evolución política en el interior. De
todas formas, las primeras elecciones democráticas desde 1936 no se celebrarían
hasta el 15 de junio de 1977, y en poco más de un mes, el gobierno de Adolfo
Suárez solicitó de forma oficial a la CEE su adhesión el 26 de julio de 1977
por parte de su ministro de exteriores Marcelino Oreja. Ese proceso político
sería el que abriera definitivamente la puerta de entrada a la CEE de la mano,
especialmente de Alemania. De todas formas, la principal preocupación en esta
época va a ser el cambio político hacia la democracia, dejando de lado incluso
las reformas económicas que deberían haberse puesto en marcha tras la crisis de
1973. Los Pactos de la Moncloa sellaban esa prioridad de avanzar en el cambio
político por delante de otras necesidades, incluida la integración en la CEE.
Además, había que volver a encajar las relaciones internacionales españolas con
otras regiones como Sudamérica o los países árabes, EEUU, Israel y México. Aún así, en noviembre de 1977 España ingresa
en el Consejo de Europa y se firma la Convención Europea de Derechos Humanos.
El proceso iba a
ser lento, ya que parece ser que en la CEE existían otro tipo de intereses
distintos a la excusa ampliamente utilizada de no aceptar a España mientras
fuera una dictadura. La PAC ya suponía una parte importante del presupuesto de
la CEE y España como país agrícola y ganadero despertaba la preocupación de
algunos países, lo que va a suponer una nueva etapa de espera y la decepción de
los responsables políticos españoles. Para ello, se pusieron nuevas excusas,
como que había que llevar a cabo una reconversión industrial que se demoraría
finalmente hasta finales de los ochenta con el gobierno de Felipe González o la
adaptación de la economía española para lo que se ofrecía un periodo de diez
años. Sin embargo, el problema de fondo, sería el de los productos agrarios,
ganaderos y la pesca y el principal opositor a nuestro ingreso Francia, por el
temor a la competencia. La decepción del equipo dirigido por el futuro
presidente Calvo Sotelo fue notoria y sólo tomaría nuevas posibilidades a partir
de febrero de 1981 con un programa europeísta y favorable a la entrada en la
OTAN. El golpe de estado de ese mismo día hizo que la CEE se replanteara su
relación con la nueva democracia española.
I.IV - El camino
definitivo hacia la adhesión.
Con la llegada
de la democracia las aspiraciones
españolas para ingresar en la CEE se vieron renovadas una vez dejado atrás el
impedimento principal de ser denegada su petición por ser España una dictadura
y por haber evolucionado en el interior las ideas autárquicas y
ultranacionalistas a una nueva mentalidad que miraba a Europa, no con recelo
sino con admiración.
Tras el golpe de
estado fallido del 23 de febrero de 1981 y la deriva militar, muchos países
miembros empezaron a tomarse en serio la aceptación de España en la CEE para
parar dentro de la misma Europa la vergüenza de una dictadura, para colmo,
fascista, o heredera del fascismo que tantas vidas había costado en el
continente durante la Segunda Guerra Mundial. Además, el último periodo de
Guerra Fría se recrudecía y
En las
elecciones de 1982 el PSOE obtenía más de diez millones de votos, ya habían
dejado atrás algunos de los principios tradicionales del partido e iban a
abandonar definitivamente otros en favor de la modernidad de nuestro país. España
era necesaria como aliada. A la par, el PSOE cambiaba de estrategia e ideología
nuevamente, después de haber dejado atrás, en los setenta, el marxismo, iba a
dar un giro hacia la aceptación de la entrada de España en la OTAN. En este
aspecto, no fue el socialismo español el único que cambiaba ideológicamente su
rumbo, también lo hicieron los socialistas griegos y portugueses, ingresando
Grecia en 1981 y Portugal a la vez que España en 1986.
Algunos autores
consideran que el periodo de la transición no se completa hasta 1989, una vez
finalizado el segundo mandato del gobierno socialista. Durante los primeros
cuatro años se llevaron a cabo las negociaciones y fue cuando avanzaron
definitivamente hacia la consecución del objetivo largamente buscado.
Va a ser
Alemania la que con su poder dentro de la CEE va a presionar a Francia, a
través de la PAC. Helmut Khol fue el artífice de ese convencimiento y del
proceso de aceleración de entrada de España, mientras que el PSOE asumía la
entrada en la OTAN, a la que había sido contraria, (el gobierno de UCD anterior
era favorable) y así convencía a sus votantes para el referéndum.
Finalmente,
sería el presidente Felipe González, acompañado del ministro de exteriores
Fernando Morán, el secretario de Estado de Relaciones con las Comunidades
Europeas Manuel Marín y el embajador permanente en las Comunidades Europeas, en
el Palacio Real de Madrid, el 12 de junio de 1985, tras el discurso del rey
Juan Carlos I y del presidente de la Comisión Jacques Delors, quien firmara el
Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas que tanto había costado y
tantas horas de negociación habían hecho falta al gobierno socialista.
Hubo que esperar
al 1 de enero de 1986 para que se convirtiera en realidad el sueño europeo y en
el camino había habido una evolución importante en España, desde un cambio
político de la dictadura a una democracia dirigida. El cambio ideológico del
PSOE para poder acceder al gobierno y una evolución social y económica que se
acercaba a Europa y que había comenzado en la década de los sesenta. Aún
habíéndolo conseguido, las condiciones de ingreso fueron muy duras para nuestro
país. Muchos productos españoles, especialmente agrícolas serían discriminados
hasta 1992, precisamente los más competitivos, así como la libre circulación de
españoles en la CEE. España debía eliminar las subvenciones a la industria,
especialmente a la siderurgia. En el periodo siguiente el PSOE llevaría a cabo
un proceso de reconversión industrial que afectaría a las principales zonas
industriales del país azotando con niveles elevados de paro y enfrentamiento
social. Si las condiciones habían sido duras para la agricultura, el sector
pesquero vio reducido su elevado número de embarcaciones y de trabajadores y la
supresión de todo tipo de subvenciones. El gobierno socialista aceptaba
apretarse el cinturón a corto plazo con la esperanza de conseguir la
integración europea de nuestro país, y con ello, su modernización y definitiva
unión y paralelismo con los países de la CEE en el largo plazo.
I.V- Factores y consecuencias de la
integración de España en Europa.
El ingreso de
España en la Europa comunitaria casi treinta años después de su nacimiento y
constitución, sería gracias a la actitud favorable por ambas partes y tendrá
importantes consecuencias para nuestro país.
Los factores de
integración serían básicamente dos, en el aspecto político y en el económico. Con
respecto al primero, ya he explicado detalladamente sus principales aspectos
que se resumen en la democratización española tras la muerte de Franco, durante
el periodo de la transición que permitieron unas sinceras conversaciones con
los países miembros y por parte europea, la voluntad de construir una Europa
unida que estaba en el espíritu del origen de la CEE. Con respecto a los
factores económicos, la economía española estaba muy lejos de aproximarse a las
más modernas economías de los países europeos. La crisis de 1973 puso en
evidencia las carencias de la economía española y la crisis política que
precedió a la muerte de Franco en noviembre de 1975 vino a ralentizar más las
posibles soluciones. La incorporación a la CEE ofrecía la posibilidad de paliar
los efectos de la crisis y acercarse al nivel económico europeo, de ahí el
carácter europeísta de los políticos en ese momento que incluía al PCE por su
aspecto de lucha contra el franquismo y la idealización de Europa, la
democracia y la libertad, junto con el nuevo eurocomunismo. Además, por parte
europea, la competencia con EEUU y Japón y la creciente globalización de la
economía, aconsejaba la expansión incorporando nuevos miembros que aportasen
diversificación productiva y sobre todo, mercado de consumo.
Las
consecuencias de la integración europea fueron importantes y diversas para
España en los siguientes aspectos:
a)
Aspecto político. Reforzamiento y afianzamiento de la
joven democracia española y de su estado de derecho. Definitivamente, se va a
acabar con la marginación española en Europa a la vez que nuestro país o “marca
España” ascendía de forma importante en visibilidad internacional. A su vez,
para Europa, se van a consolidar las fronteras europeas en el sur del
continente y van a mejorar las relaciones con los países sudamericanos.
b)
Aspecto económico. A la altura de 1986 España tenía un
notable retraso tanto en PIB per cápita y competitividad económica y la tasa de
paro duplicaba a la media europea. De esta manera las consecuencias económicas
fueron:
-
Se obliga a España a llevar a cabo fuertes
reconversiones de sus sectores económicos.
-
España recibe cuantiosas ayudas económicas europeas
para mejoras estructurales.
-
Finalización del aislamiento económico tradicional
español.
c)
Modernización social y nacimiento del Estado de
bienestar.
d)
Modernización cultural.
Bibliografía:
-
Aldecoa Luzarraga, F., “La integración europea: análisis histórico-institucional con textos y
documentos.”, Madrid: Tecnos, 2002.
-
-
Azcárate, M.V., “La
comunidad europea”. UNED, Madrid 1993.
-
Cortázar Rotaeche, C. y Castaño Reyedo, M.J.; “Veinte años de España en Europa” Universidad
Pontificia de Comillas, 2008. Madrid.
Artículos académicos:
Pardo R., “La política
europea de España desde 1975” (está
en la plataforma)
Pardo Sanz, R., “La
época socialista: política y sociedad (1982-1996)”
La larga marcha hacia Europa: España y la Comunidad Europea,
1957-1986 Charles Powell
Periódicos durante la dictadura:
Anexos: documentación diario ABC.
Enlace web:
Maluquer de Motes, J., “El
largo camino hacia Europa” Círculo de Economía, 2008 Realización editorial
Centro Editor PDA, S. L. Edición Rosa Fragua Redacción del texto El largo
camino a Europa. Cincuenta años del Círculo de Economía ( Pag. 286-296):
Web:
Página UE
Parlamento europeo.
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