Durante
la Primera Guerra Mundial, millones de personas se vieron obligadas a abandonar
sus países de origen y tenían necesidades apremiantes. Ante esta situación, la
Cruz Roja internacional decidió que la ayuda intergubernamental no era
suficiente y alertó a las Naciones Unidas, recientemente creadas que a su vez,
estableció en 1921 la Oficina para el Alto Comisionado para los refugiados.
La
Gran Guerra originó el desplazamiento de más de ocho millones de personas que
vagaban por la vieja Europa sin que existiese ninguna organización de ayuda a
los desplazados. La Liga de las Naciones como predecesora de las Naciones
Unidas se hizo responsable de las necesidades de estas personas, promovida por
personajes como Nansen que pondría en marcha una red de solidaridad que
salvaría millones de vidas y merecería
el premio Nobel de la Paz en 1922.
Con
la Primera Guerra Mundial apareció o se acentuó el carácter global de los
conflictos bélicos y con él nació también un movimiento de masas de carácter
general por esa causa. Iniciaba así lo que sería un problema internacional
agravado en nuestros días, el desplazamiento de importantes masas de población
originadas por conflictos bélicos internacionales. De esta manera, el refugiado
o emigrante político adquiría una importancia que hasta el momento no había
tenido, así nacía el concepto de refugiado. El fenómeno había comenzado en 1912
con ocasión de las guerras balcánicas, agravándose con el conflicto bélico
internacional y llegando al extremo con la Revolución Soviética en 1917 y para
terminar con la serie de guerras con la de turcos y griegos en 1922.
Solamente
en España, que se había mantenido neutral en la guerra y había cerrado sus
fronteras, existían 2000 refugiados de las potencias centrales y unos 800 rusos
que serían expulsados del país, junto con otros turcos, rumanos, etc.
A
diferencia de la actualidad, durante la Gran Guerra, los muertos civiles se
reducían al 19% mientras que en la actualidad se elevan al 90%, sin embargo,
tanto a finales de la Primera Guerra Mundial, como en la actualidad, la
población civil es la más afectada por los desplazamientos, superando los ocho
millones de desplazados al termino de ese conflicto bélico y los consecuentes
problemas relacionados con ese gigantesco movimiento de población.
En
el periodo entreguerras habrá un numeroso ajuste demográfico, con
desplazamientos y emigraciones constantes desde Alsacia, Lorena, Polonia y en
los desaparecidos imperios turco y austro-húngaro. Solamente, después del
Tratado de Lausana en 1923 se provocaría el movimiento de 1 millón de griegos
desde Anatolia y Asia Menor hacia Grecia y de otros 500.000 turcos en dirección
contraria.
El
último gran movimiento de población durante el periodo de entreguerras fue
provocado por el fascismo y en el laboratorio que fue la Guerra Civil Española.
El número de españoles que debieron abandonar el país, durante, y sobre todo al
final de la Guerra Civil asciende a 500.000 desplazados, casi todos en campos
de concentración en el sur de Francia.
La
Sociedad de Naciones había nacido en 1919, después de la brutal Guerra Mundial
para garantizar y hacer posible la paz entre naciones pero en un principio no
había tomado medidas, ni se había planteado el problema de los desplazados. Sería
en agosto de 1921 cuando la Sociedad de Naciones decidiera afrontar el problema
y crear el Alto Comisionado para los Refugiados. Desde 1919, Nansen habría
asumido las responsabilidades de los desplazados. En el periodo inmediatamente
anterior esta responsabilidad habría recaído sobre organismos humanitarios como
la Liga de Sociedades de la Cruz Roja.
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