El tratado de
1953 con EEUU abrió un periodo de aceptación internacional del régimen
franquista que daría fuerza a la implantación de la dictadura y su asimilación
a la órbita occidental superando alianzas secundarias con países árabes e
hispanoamericanos. Los beneficios para España respondían más a esa aceptación
del régimen que a unos intereses económicos favorables que fueron muy limitados
frente a las concesiones españolas de instalaciones y bases militares sobre
territorio español. Aunque esa ratificación del régimen se viera totalmente
complacida con la visita en 1959 del presidente de EEUU Eisenhover muy rápido
se comenzaron a ver claramente las deficiencias del tratado de 1953 ya que
nuestro aliado no estaba dispuesto a hacer grandes concesiones económicas ni a
fortalecer el ejército franquista.
Tras el relativo
favorable tratado hispano-nortemericano para España, la renovación puso en
cuestión la diplomacia y la debilidad negociadora del régimen franquista,
intentando continuamente no chocar con los intereses de EEUU, lo que dio lugar
a la firma de un nuevo tratado desfavorable para nuestro país en 1963. A su
vez, se demostró la imposibilidad de llevar a cabo una beneficiosa negociación
ocasionando una gran frustración en amplios sectores del franquismo. Así, a
Castiella (nacido en EEUU y antiliberal) se le encomendó la complicada misión
de mejorar ese tratado una década después y una vez asumidas las carencias del
anterior y en vista de la nueva situación internacional de nuestro país. La
negociación finalmente fue decepcionante, EEUU pretendió desde el principio
hacer las menores concesiones posibles para mantener sus bases y desde España
empezaba a haber mayores expectativas. Las autoridades militares creían que
EEUU estaba obligado a modernizar al ejército español, como siempre, profundamente
atrasado en medios técnicos y a socorrer a España en su debilitada situación
económica.
Por todo ello,
Castiella había empezado las negociaciones desde 1957 planteando incluso el
ingreso de España en la OTAN cosa que resultaba bastante improbable debido a la
naturaleza del régimen franquista. La independencia de Marruecos en 1956 vino a
enturbiar más aún esta relación con EEUU debido al apoyo que estos darán a
Marruecos. De hecho, incluso las dudas en EEUU con respecto al régimen de
Franco llegaban a plantearse el apoyo a la oposición franquista, otro de los
motivos de la debilidad de la diplomacia del régimen. Con la visita de Eisenhower
a España parecían verse solucionadas todas esas dudas y terminaría la
presidencia en esas buenas relaciones.
El temor a un
cambio de orientación en la política norteamericana y una nueva actitud
belicosa hacia el régimen seguía siendo una realidad que aumentaría con el
triunfo de los demócratas y el acceso a la presidencia de Kennedy que a su vez
había creado expectativas a la oposición franquista en el exilio. Sin embargo,
la posición geoestratégica de España y las bases militares eran de gran valor
para EEUU y rápidamente la administración Kennedy se apresuró a tranquilizar al
régimen franquista. De todos modos, la desconfianza hacia EEUU se pondría de
manifiesto en la campaña de los medios de comunicación con un antiamericanismo
marcado. Dentro de ese ambiente, las concesiones a España iban a reducirse
agravando considerablemente las expectativas de Castiella con respecto a la
renovación del tratado en 1963 y así se le hizo saber a Franco. A su vez,
también se reconoce la necesidad por parte de Washington de las bases militares
y de ahí la capacidad negociadora de España, aunque este argumento sería muy
limitado.
Finalmente, la
ratificación del tratado en 1963 sería vendida en el interior como algo
favorable aunque no podía encontrarse más alejado de la realidad. La naturaleza
del primer pacto no se había modificado y el desequilibrio continuó siendo favorable a EEUU
con una ayuda militar a España muy inferior a las expectativas y un tratamiento
al régimen bastante lejano a la consideración hacia los miembros de la OTAN.
Meses después de
la ratificación, en enero de 1964 se inició una crisis ante la inminente
suspensión de la ayuda económica de EEUU y por la negativa española de cumplir
el embargo comercial a Cuba. Aún así, las relaciones fueron mejorando y EEUU
presionó para que España fuera aceptada en los organismos internacionales,
especialmente en la CEE y por las bases españolas fueron pasando buques,
aviones y soldados de la OTAN e incluso se realizaron prácticas militares en el
sur de España.
Hasta 1968 fue
un periodo de tranquilidad en las relaciones diplomáticas con EEUU y la
administración Johnson .
Un último
periodo en estas relaciones diplomáticas se abrirá en 1969, mientras que en
España estaban divididos algunos dirigentes franquista como Fraga con los
antiguos militares por esa relación con EEUU, su implicación en Asia, con
Israel o Marruecos.
Con la nueva
administración Nixon. EEUU tenía cierta urgencia en concretar los acuerdos con
España. Franco, Carrero y la cúpula militar parecían en sintonía con EEUU y en
eso basaba su confianza este país, mientras que Castiella sufría por llegar a
un acuerdo favorable que no resultase de sumisión a EEUU. Estos a su vez
enviaban documentos que debían ser firmados por la diplomacia española sin
tiempo alguno de estudio y reflexión. Finalmente, la ayuda militar propuesta,
seguía siendo escasa y las concesiones que se daban al país norteamericano
excesivas. España debía aceptar el proyecto COLOSSUS que consistía en un sistema
acústico para el control del estrecho de Gibraltar y además se desentendían de
la ayuda a España en caso de agresión de Argelia, y especialmente de Marruecos.
EEUU no intervendría en ayuda de nuestro país. Además, la ayuda económica era
de 175 millones, no negociable. La oferta fue rechazada finalmente por el
Ministerio y se pidió una ampliación de tiempo para las negociaciones.
Castiella no quería ser un “país satélite” de EEUU. En esa situación, los
militares, encabezados por Franco, si que eran favorables a los acuerdos y a la
sumisión.
Finalmente,
Franco autorizó a Castilla, y éste, fue capaz de conseguir temporalmente unas
condiciones más favorables para España. Se trataba de un acuerdo que posponía
la firma de un nuevo tratado hasta septiembre de 1970, una ayuda de 50 millones
y 35 en créditos y la condición de que después de esa fecha, las bases
norteamericanas en nuestro país pasarían a ser plenamente españolas. Castiella
no quería permitir estas bases más allá de 1970. La política de firmeza con
EEUU estaba ofreciendo resultados, favorecido además por el entorno
internacional en el que España pasa a tener un tratado preferencial con la CEE.
Además, el golpe de estado de Gadaffi y la desaparición de las bases americanas
en Libia dieron un valor más a las negociaciones españolas.
Tras el
escándalo MATESA, Carrero Blanco logrará el relevo en el Ministerio de
Exteriores, poniendo al frente a López Rodó que no supo defender los avances
realizados por el equipo de Castiella, resultando en las negociaciones de 1975
la parte militar la que defendiese la postura del anterior ministro de
exteriores. Dichos objetivos no se conseguirán hasta el periodo de la
Transición.
Autor: José Luis Romero Carretero.
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